martes, 2 de julio de 2024
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La confesión

Escribir desde las tripas, bucear en las juventudes y pensar sobre el desconcierto.

 

•×Santiago García*

[Política y democracia]

 

© Foto Staff Circular

Tengo un par de cosas para confesar. Ninguna es demasiado interesante, pero como me pidieron que escriba esta nota desde las tripas, no tengo alternativas.



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Lo primero que tengo para decir es que en esta campaña electoral caí en la cuenta de que ya no soy joven. Usted mirará mi cabeza llena de canas y dirá este tipo es un pobre tonto. No es que yo no fuera consciente de lo que denuncia el DNI, o que me anduviera cortando el pelo como trapero o futbolista para disimular el paso del tiempo. No viene por ahí la cosa. Me he dado cuenta de que ya no soy joven porque desconozco la mayoría de los consumos culturales de toda esa juventud que concurrió a las urnas por primera vez. Después de la sorpresa de las Paso (ahora le llamo sorpresa a esa semana de depresión profunda en la que anduve sin filtro y sin rumbo) traté de conectar un poco con eso. Mi hija de diez años me indicó que Milei en TikTok tenía mucha y muy buena repercusión. Estuve buceando un poco, pero siempre se recomienda aprender a nadar en la infancia. Cuando me sentí como los viejos que me criticaban la música de Nirvana o Divididos decidí dar un paso al costado.   

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Antes de las elecciones generales daba por hecho de que toda esa juventud no iba a cambiar de parecer. Mi sobrino (que en las Paso había votado a Milei) me dijo el mismo día de la elección: “Ya no está tan fuerte como antes”. Me aferré a ese dato como si me hubiera llegado un boca de urna de los más confiables. Me siento un poco como Macri en esto de transferirle a los jóvenes de mi familia la responsabilidad de educarme en materia de nuevas tendencias. Le juro que yo voté sin preguntarle a nadie qué boleta meter en la urna. Cuestión que, consumado el resultado de las elecciones generales, traté de indagar sobre ese cambio de tendencia. Siguiendo las enseñanzas de Lazarsfeld, lo importante era ver qué había pasado con los “mutantes”. Esta vez fue un joven estudiante quien me indicó que no había que desconocer el papel del movimiento “swiftie” y de BTS. No le voy a decir que soy tan viejo como para pensar que estamos hablando de hamburguesas y un parlante, pero sí le reconozco que no tenía idea de la influencia que pudieran tener estos artistas. No quiero dejar de lado a Lali, Trueno, La Joaqui, Catriel y Wos. Sin embargo, sus posicionamientos los tenía mucho más presentes. 

 


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Otra de las razones de mi “repentina” madurez es que me doy cuenta de que presentan como nuevas cosas que yo ya viví. Eso que me decían mis viejos con Menem, siguiendo el plan de Martínez de Hoz pero por la vía democrática, ahora me pasa a mí con Milei. Lo escucho hablar y es como repetir la Ley de Reforma del Estado, pero adornada con osea y digamos. Escucho hablar de la dolarización y me acuerdo de ‘un peso un dólar’ y de la cara de Carlos Pellegrini que fue el primer billete en jubilarse. Escucho hablar de la casta y me acuerdo del ‘que se vayan todos’, del ‘piquete y cacerola, la lucha es una sola’. Escucho hablar a Villarruel y es como volver al momento en el que se anularon la Obediencia Debida y el Punto Final. La Libertad Avanza me suena tanto a disco de pasta porque es una Esclavitud que Atrasa. No se vaya a pensar que tengo amnesia selectiva. Ya llegamos.

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Y lo último que tengo para confesar es que en este balotaje no voy a votar en blanco. Ya lo hice en 2015 y no tengo ningún problema en decir que creo que me equivoqué.  No me parece que Milei, Villarruel, Macri y Bullrich sean lo mismo que Massa. Y los pongo a todos juntos porque es un montón. Ese cuarteto está en las antípodas de lo que pienso sobre la vida, la política, la sociedad, la cultura. Son el capitalismo salvaje, el genocidio, la patria contratista, el FMI y la violencia contra el pueblo. Son el copy paste, los focus group, los domadores de reposeras, la oligarquía más rancia. Vienen por todo lo que les faltó chocar, y creo que sería una tragedia para la patria que ganen las elecciones. Y como si todo eso fuera poco, el que encabeza no está en condiciones psicológicas de administrar ni un grupo de WhatsApp. Es muy probable que el gobierno de Massa me traiga decepciones, y por eso tengo en claro que un voto no es nunca un cheque en blanco. No va a ser la primera vez que me pase (otra de las pautas que indican el paso del tiempo). Pero prefiero mil veces decepcionarme antes que suicidarme. No es una elección muy difícil. 

 

∆ {Curaduría por Equipo Circular}


CRÉDITOS
*Santiago García nació en Ramos Mejía, pero vivió la mayor parte de su vida en Entre Ríos. Es periodista, escritor y docente en escuelas primarias y secundarias de la provincia. Estudió Comunicación Social en la UNER y trabajó en diversos medios gráficos y radiales de Entre Ríos en los últimos veinte años. Es el autor de Micaela García: la chica de la sonrisa eterna (Editorial Chirimbote, 2022). También colaboró en el libro Antiprincesas: Micaela García (Editorial Chirimbote, 2020) y en Semilleros. La historia de los campeones del mundo en sus clubes de barrio (Ediciones Meta, 2023).
Instagram: @santiagojaquingarcia

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