domingo, 7 de julio de 2024
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Por la Revolución

Soñar con festejar la revolución en tiempos donde no hay celebración sin afecto.

[Enunciaciones patrias]

•×Eli Zanini

© Obra de Sergio Avello*

Llega un mensaje de la Vito que invita a participar de un Festival x la Revolución en La Planta, un centro cultural amigo. Inmediatamente mi pulsión militante me hace responder que sí, que allá voy, que a disposición los números que hace meses vengo actualizando del mayor desguace cultural impulsado por el Estado nacional en lo que va de nuestra historia.

Dejo el celular, sigo cocinando y pienso si será posible esta vez reunir a todos los agentes culturales del territorio para hacer la diferencia, para que la potencia del encuentro y lo que sea que allí enunciemos o denunciemos o por qué no celebremos, sea visto o al menos despierte algún pensar. Pero rápidamente dejo de lado esa reflexión y lo que viene a mi mente es que lo importante, como siempre digo, es que las cosas sucedan. Enhorabuena entonces el convite.

Mientras sigo absorta en mis pensares, reflexiono en que me gusta el título de la actividad. Festejar la revolución, en estos tiempos, es resignificar esa palabra, dotarla de nuevos sentidos, prácticas y formas. Es pararnos en ese momento de la historia y partir desde ahí. Ahora, ¿basta con traer al presente la gesta de mayo de 1810 a nuestro presente como mera enunciación o hace falta hacerla nuevamente carne? Lo que sí es cierto, es que más de un argentinx (pero no su gran mayoría) sueña con una revolución que nos quite el peso de vivir en estos tiempos tan crueles e inciertos.

La semana continuó con su curso. Llegaron más mensajes: la Negra diciéndome que teníamos que ir a la actividad, que la Vivi se sumaba; compañeras de otros lares que anunciaban su llegada a San José. Hasta ahí, rutinas que hacen a alguien que vive en un pueblo, sin ningún sobresalto, ni alguna sorpresa.

Así las cosas hasta que se materializó el mensaje de una amiga, dando cuenta de cómo atraviesa una enfermedad compleja, alertando sobre su hartazgo y preocupación por una medicación que no llegaba, respuestas vagas por parte del Estado y un dolor físico que imposibilitaba sus rutinas. Aparecieron varios textos más.

A partir de ahí, la semana se transformó en el quehacer diario del teje y maneje, de las idas y vueltas, de la revisión de estrategias, sentires, denuncias y de la capacidad que tenemos con mis amigas de hacer de lo imposible el territorio de lo posible. Una semana intensa que cerramos con la noticia de que el dinero de la medicación estaba girada y que llegaría más temprano que tarde: habíamos ganado. Cuando la lucha es por la vida, victorias como estas no sólo se cantan, sino que se festejan.

Y no hay festejo sin afecto. Y así, otra vez más, se acercaron las presencias en forma de encuentro, vinito, guiso y postre. En una ronda donde se interseccionan los mundos, donde se develan los sueños y se repasan las luchas y los espacios conquistados. En donde aparece el ponerse al día como práctica del sostenimiento afectivo: el hacer que quien está del otro lado no se sienta sola. Así giró el festejo; entre mates, cuentos y noticias varias. Así se puso de manifiesto la magia, esa que siempre envuelve a los elegidos del eje del bien.

La lucha, pasada; la batalla, ganada. ¿Qué es la revolución, entonces? Vuelvo a situarme en el calendario, el sábado es el festival. Pienso en qué significa la revolución, qué fue para la generación de mayo y qué significa para nosotros y nosotras hoy. Cuatro pesos de propina dice que la revolución es llenar de amor la sangre y si reventamos, que entonces se esparza el amor que llevamos dentro. Yo busco respuestas a la pregunta: caigo en el Himno, lo leo, lo poetizo, lo pienso. Lo siento, me lo apropio y decreto que en esas palabras hay impulso, hay poder. Después de todo, nuestro himno narra la batalla que los argentinos supieron dar para ser libres. Libertad, qué paradoja ser testigos de estos tiempos.

Siempre caigo en la poesía, es fácil, ahí están todas las respuestas.Ya lo dijo Bodoc, la poesía es la única verdad. Pienso entonces en mis verdades, las que aparecieron esta semana tan poderosa. La revolución son los ejércitos que elegimos para transitar la vida y que jueguen en nuestras filas: son las amigas hiper poderosas; los amigos que hacen de los gestos, realidades y rutinas cotidianas hermosas; las compañeras que aportan pienso y reflexión; lxs artistas y gestores que no se quieren definir vencidos y que crean, abren y proyectan para no caer en el mundo que nos quieren hacer asumir como realidad.

Si transformamos nuestra rabia en organización y estrategia, si del amor hacemos escudo contra el dolor, si frente a la ausencia, creamos…entonces las preguntas tendrán respuesta, habrá camino y nos haremos caminantes al andar.

¿Quién si no nosotrxs para proponer la revolución? No vendrá el orden del mercado, sino de los intercambios humanos que sabemos generar y de lo que allí podramos gestar.

Si no es ahora, ¿cuándo?, si no somos nosotrxs, ¿quién?

Seamos la chispa pero también la llama que encienda, una vez más el fuego que nos haga pelear por lo que más amamos.

El 25 de mayo hay festival por la revolución. Hacia ella vamos.

 

*Bandera (2007) es obra del artista Sergio Avello. Instalación lumínica, 110 x 150 cm.
Colección Museo Nacional de Bellas Artes – Argentina.

∆ {Curaduría por Equipo Circular}

 

 

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