viernes, 16 de mayo de 2025
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El problema no es la droga

Ante un sistema que nos alienta a consumir constantemente ¿Qué lugar ocupan las adicciones en nuestros imaginarios colectivos?

[Drogas, estado y capitalismo]

•×Ani Alegre

© Fotos muestra: Graham Mclndoe, fotógrafo autor de una serie fotográfica llamada “Coming clean”

 

 

Hay un problema que está corroyendo de modo acelerado la trama social existente en Entre Ríos y la región y ya es imposible esconderlo: drogas. Emerge la punta del iceberg en adicciones, en lo que varios repiten tipo loros como “el problema de la droga” pero en realidad es mucho más que eso; es la partecita más expuesta de un sistema social, ético, cívico, político, institucional, familiar, educativo, vincular, deportivo, cultural. Roto, despedazado, viciado, cíclico, ensordecedor, consumista, fanático, discriminador, excluyente, desigual, empobrecedor, extremo. 

Alguien calla. La casa de un transa, el kiosquito que le vende a los gurises, la violación a un menor en un contexto familiar donde se drogan, el barrio situado, los innumerables suicidios, la junta en la esquina porreándose, los casos de muchos alumnos que dejaron la escuela, los hijos abandonados, las mujeres víctimas de la violencia de género con parejas en situación de adicción. Alguien calla. La hermana que se internó para recuperar a sus hijos, el tío alcohólico que rompió una familia a pedazos, la falopa que se compra en la calle a ojos de todos y todas, la inseguridad, las zonas liberadas, las violaciones perpetradas en manos de personas destruidas por la cocaína. Alguien calla. El crack ya está en la cuadra, el amigo que está perdido, la amiga que soporta porque el novio amenaza con matarse cuando toma, los pibes que se drogan antes de ir a entrenar al club y después también, la chica que vendió todo por deudas con el dealer, el que les roba a los viejos para comprar y se encierra en el baño. Alguien calla. Callan las bocas, las casas, los gobiernos, la policía, la justicia, los primos, las amigas, los barrios, los compañeros de la escuela, el club, las instituciones, el estado.

Invocando a los testimonios y el lenguaje vamos a descomponer las drogas en: la violencia; el negocio; la corrupción; la adicción; la falta de opciones para una vida digna de miles de personas en nuestras ciudades. Entendiendo esto, en ningún caso el problema es la droga. Este cúmulo de características nos sirven para describir la estructuración, el funcionamiento y el efecto de otra cosa: el capitalismo. 

“Detrás de un adicto hay una familia enferma, una comunidad enferma, un sistema enfermo, decimos desde RenaSer”. Quien habla en entrevista para CIRCULAR es Matias Alegre, presidente de la ONG colonense que en un año de gestación ha logrado acompañar el proceso de recuperación de más de 30 personas en todo el Departamento Colón, con sede también en San José y ha conseguido que a voluntad unas 15 personas quieran internarse en un hospital de vida. RenaSer trabaja conjuntamente con “Vencer Par Vivir” un gran centro de recuperación de adicciones que se distribuye en 12 Granjas en toda la provincia de Buenos Aires y está dirigido por Gastón Priano. “El 80% de los internos que están en la granja 5 de Zárate son todos de Entre Ríos, de Concepción del Uruguay la mayoría. Tendremos más de 150 internos que son entrerrianos en nuestros centros”, comentó en este diálogo.

Parece fácil entender cuáles son los procesos sociales que hacen que, al ver una persona adicta, un adolescente, una joven, un adulto en esa condición de enfermedad haya quienes vean en realidad a un drogadicto, falopero, delincuente  y no a un ser humano con una fragilidad que en sí misma es una denuncia y conmueve. Entre una y otra forma de nombrar no sólo hay prejuicios y estigmas, sino décadas de marginación y comodidad,  prensa amarilla que construye enemigos entre las víctimas de la desigualdad, hay una sumatoria de expulsiones estatales, maltratos e intervenciones inocuas. Hay también preguntas sin responder ¿Qué hizo, hace y dejó de hacer el Estado en sus poderes? ¿Cómo intervienen las organizaciones sociales y territoriales sin recursos? ¿Cuántos espacios públicos hay en las ciudades de la costa del Uruguay atendiendo la drogodependencia? ¿Cómo se trabaja la prevención?

“Entre Ríos es la capital nacional del suicidio” escuchamos decir en febrero pasado al presidente de la Cámara de Diputados, Gustavo Hein, quien encendió una luz de alerta sobre salud mental al afirmar que en enero “hubo un suicidio por día”.  La necesidad de trazar una proximidad entre estos hechos y las adicciones es urgente ya que las drogas son el telón de fondo de muchísimas de estas muertes autoprovocadas. “Los índices de violencia, los índices de suicidio, los índices de inseguridad ya están. Y ya subieron en todo el Departamento Colón. ¿Y qué vamos a hacer? el que quiera hacer vista gorda que la haga, pero nosotros no de RenaSer estamos para para dar una mano” agrega Matias. ¿Por qué en Entre Ríos una persona por día no encuentra otra salida que quitarse la vida? ¿Cuánto tiene que ver el modelo capitalista de felicidad y bienestar -desapegado de lo colectivo, enfocado en la responsabilidad individual- que impone la época? Si nadie nace drogadicto, ¿son las adicciones el resultado de la inexistencia de políticas de prevención y asistencia a consumidores, de la vulneración del derecho a la vivienda, a un medioambiente sano y al trabajo digno? ¿Puede la lucha contra el narcotráfico sólo fundarse en una acción represiva? ¿Las adicciones deberían entenderse como una problemática integral que no está enajenada de la vida en nuestras comunidades?

“En Colón y en la región, lamentablemente ya tenemos el problema en marcha y hay que empezar a buscar soluciones y es nuestro motor, dar respuestas a algo muy complejo que ataca a todos los estratos de la sociedad, a todas las edades, a cualquier tipo de género. Esta enfermedad ya está situada en nuestra región y es una realidad. Hace unos meses atrás compañeros de Vencer Para Vivir hablaban en Villa Elisa y decían que, en cantidad de población, con otra dinámica social y demás, el día que a la ciudad de Villa Elisa llegue el crack esa ciudad iba a cambiar. Se van a disparar los índices de violencia, los índices de inseguridad y de suicidios. Bueno, en Colón está el crack, es un hecho. ¿Qué vamos a hacer?”, remarca el presidente de RenaSer.

Priano alerta además sobre la ausencia del estado. “No hay ni una política de prevención, hoy el estado lo que está haciendo es contener, no recuperar. Nosotros lo que planteamos es una preparación para que esa persona tenga herramientas y pueda reinsertarse en la sociedad y vivir una vida mucho más más digna. Nuestras comunidades terapéuticas hoy en día están disminuyendo en número un 40% la delincuencia y el consumo. Imagínate si no estarían las comunidades y los hospitales de día para adictos lo que sería nuestro país”

El Estado tal como lo vemos funcionar tiene dos maneras de accionar para con las drogas: interviene por un lado en la salud y por otro en la seguridad. Ahora, vale reconocer que cuando prioriza la intervención policial ante la problemática de las adicciones, deja de lado sus otras formas de intervenir. Es decir, no alcanza con caerle a un transa y patear puertas si los y las que consumen van a seguir comprando. Sumemos además que esa intervención la hacen siempre sobre los mismos prejuicios en los barrios más vulnerables. Hay una mirada recurrente sobre los más pobres, como si en otros lugares de Colón, San José, Villa Elisa, Concepción del Uruguay no consumieran, no vendieran, no transaran. Eligen poner la luz en sus gacetillas, en las fotos, en las narrativas de lo que presentan políticamente como la guerra contra el narcotráfico, sólo a algunos consumidores y no a otros. Así nombran la batalla contra las drogas como una lucha contra los más pobres engañando a la sociedad de la complejidad del escenario y fagocitando además todos los prejuicios que inexorablemente terminan en un grito común: “que se mueran todos”. Esta intervención entonces apela a un monstruo imaginario y se olvida de algo que mencionamos al inicio de este artículo: en ningún caso el problema es la droga.

 

“RenaSer invita a pensar desde dónde nace esta enfermedad. Si hurgas un poco más de lo que escuchas o lo que el sentido común te dispara, vivimos en una sociedad que está compuesta por diferentes instituciones, ¿no? La familia es una institución, la escuela es una institución, el aparato del Estado está armado por diferentes instituciones que responden a una sociedad a un sistema enfermo, o sea que esas instituciones, la familia, la escuela son instituciones enfermas. Creemos que es algo muy profundo, quizás una cuestión más filosófica a desarmar, hay mucho más para pensar y discutir del sistema y las formas en las vivimos y donde crecemos. Nosotros apostamos a la vida y a que nazcan más dispositivos que al menos tiendan a una reparación de estas falencias. La primera es enseñar a empatizar con la gente en comunidad. Hoy vemos que hay una decisión política que es justamente no hacer. Esa es la decisión política que hay a nivel nacional” analiza Matias Alegre y agrega: “el no hacer es una forma de liberar a que el individuo tome su propia decisión donde sabemos que una persona que está en consumo no tiene poder de decisión, es presa, no es libre. Entonces, ¿qué decisión puede tomar? Ninguna”.

Las historias de vida de muchas y muchos adictos ponen al descubierto varios prejuicios. El más importante para desterrar es el que asocia al consumidor con un chico pobre y delincuente, la madre abandónica y prostituta, el adolescente que creció desamparado. Las y los muertos, los suicidios, las personas que conocemos y están internadas en recuperación y hasta incluso la innumerable lista de conocidos y conocidas que podemos recuperar en nuestra visual ahora mismo y está en consumo, distan mucho de los estereotipos que nos quieren instalar. En su mayoría adultos, mujeres, jóvenes, padres de familia, trabajadoras. Se rompen las interpretaciones y lecturas segregacionistas y discriminatorias e inicia un momento de discusión profunda. Si nadie nace drogadicto y en ningún caso de Entre Ríos y la región el problema es la droga ¿a quién le conviene el consumo? ¿Porqué minimizan el infortunio de los abusos en las trayectorias vitales de consumidores y familiares? ¿Cuáles son los escenarios reales en los que el Estado debería intervenir? Alguien calla.

 

 

 

∆ {Curaduría por Equipo Circular}

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