domingo, 12 de octubre de 2025
Contate unaDestacados

Baja de natalidad: Precarización de la vida y futuros inciertos

¿Es posible sostener una crianza mientras la educación y la salud pública son desfinanciadas de forma sistemática y un salario mínimo no alcanza para cubrir la canasta básica?

[Crisis de los cuidados]

•×Clara Chauvín

© Foto Circular

La tasa de natalidad descendió durante la última década en la Argentina y así lo muestran las estadísticas. De acuerdo a un informe del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, se registró una caída de más del 40% desde el año 2014. En igual sentido, la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación informó que para el año 2023 el número de nacidos vivos registrados en el país alcanza un valor de 460.902, es decir un 48% menos en relación con el año 2000. 

Muchas fueron las conversaciones que se abrieron alrededor de esta caída, la cual no se limita sólo a nuestro país. Desde un estudio del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) explicaron que a escala internacional, “la fecundidad se ha reducido de un promedio de 5 nacimientos por mujer en 1950 a 2,3 en 2021, lo que indica que la población —y en especial las mujeres— ejerce cada vez más control sobre su vida reproductiva”. Estos datos también se vinculan a otro fenómeno que se dio conjuntamente y es el aumento de la esperanza de vida: “La población mundial vive ahora en promedio casi 28 años más que en 1950 (45,51 años entonces frente a 73,16 años en 2023); paralelamente, la tasa de fecundidad mundial pasó de un promedio de 5 nacimientos por mujer en 1950 a 2,3 en 2021”. En ese sentido, el mismo estudio destaca que estos resultados “son una señal de que la población —y sobre todo las mujeres— controla cada vez más su vida reproductiva y de que poder ejercer derechos y libertades mejora nuestra calidad de vida”.

A esto se suma otro aspecto fundamental: la reducción del embarazo adolescente. La implementación del Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) mostró resultados contundentes con una disminución del 50%, dato que fue reflejado en el Censo 2022. En 2018, 7 de cada 10 embarazos adolescentes de entre 15 y 19 años eran no intencionales y la cifra aumentaba a 8 de cada 10 embarazos en niñas menores de 15 años, la mayoría como consecuencia de abuso sexual. Para 2021, la estadística bajó de 5 de cada 10 embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, y a 7 de cada 10 en niñas menores de 15 años. 

El impulso del movimiento Ni Una Menos y la ola verde permitieron desarmar estereotipos de género que imponían el mandato de la maternidad obligatoria, como así también aprender a detectar y denunciar relaciones violentas que, tiempo atrás, muchas mujeres debían soportar en silencio. Pero estos cambios culturales no fueron vistos de la misma forma por parte de la ultraderecha global que sumó a su agenda una fuerte intención pro-nacimientos. El presidente Javier Milei, un hombre soltero que nunca se casó ni tuvo hijos, aprovechó para —como tantas otras veces— atacar a la lucha por el aborto legal de este descenso, a pesar de que la Ley de Interrupción del Embarazo (IVE) fue aprobada recién en 2020. En este sentido, el mandatario manifestó: “Ahora se están dando cuenta que se les pasó la mano en atacar a la familia, en atacar a las dos vidas. Y ahora lo estamos pagando con caídas en la tasa de natalidad”. 

 

La lucha por sostener los cuidados

Los feminismos siempre estuvieron en la mira por parte del gobierno de La Libertad Avanza, el cual se encargó de eliminar el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y cualquier tipo de política de género. “La única forma es recuperar los valores tradicionales. Que la mujer se quede en la casa y el hombre trabaje, porque quieren hacer una carrera profesional, estudiar, recibirse y estar sólidas económicamente y ese es el problema que hay”, vociferaban desde un streaming de varones defensores de Milei, culpando a las mujeres y sus aspiraciones de autonomía y crecimiento personal como la causa directa de la baja en la natalidad.

Lo cierto es que en medio de una profunda crisis económica y social que golpea día a día a la clase trabajadora, son muchas y muchos quienes se ven obligados a posponer o frenar el deseo de tener hijos. “No creo que los niños argentinos tengan derecho a venir al Garrahan a ser curados. Ese derecho yo no lo conozco en ningún lado”, vociferó la senadora oficialista Carmen Álvarez Riveros –también conocida por ser una activista provida en contra del aborto legal– durante el plenario de comisiones por la emergencia pediátrica. 

Es importante recordar que en Argentina, los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados son llevados adelante en un 70% por mujeres. Según el quinto informe de la mesa interseccional La cocina de los cuidados del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), durante 18 meses de gestión de LLA, sólo queda vigente el 8% de las políticas de cuidado: 4 de 50. Esto significa que 2.866.000 personas perdieron al menos una política de cuidado de la que eran destinatarias.

Por su parte, las personas adultas mayores que perciben la jubilación mínima más el bono necesitan otros $45.000 mensuales para cubrir una canasta básica total y no ser pobres, mientras que la cantidad de personas que tienen los medicamentos cubiertos por Pami se redujo de 4,6 millones a 3,8 millones. Asimismo, el porcentaje de rechazos en solicitudes de pensiones por discapacidad creció del 40% al 75% y se revocaron 56.000 pensiones que estaban vigentes. “Se terminan las políticas que intentaban corregir las desigualdades estructurales en el mercado de trabajo. El gobierno confirma que no cumplirá con la política de cupos, las empresas desarman sus áreas de género, las trabajadoras de casas particulares no reciben aumentos desde enero y las mujeres rurales están en emergencia”, sostienen desde CELS. 

¿Cómo pensar en conformar una familia cuando la proyección a futuro es tan incierta? ¿Es posible sostener una crianza mientras la educación y la salud pública son desfinanciadas de forma sistemática y un salario mínimo no alcanza para cubrir la canasta básica? Preguntas que se hacen difíciles de responder mientras el debate por la democratización de los cuidados sigue siendo una cuenta pendiente y la precarización de la vida continúa en alza. 

 

∆ {Curaduría por Equipo Circular}

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *