Queremos un río con agua
El título es un oxímoron que pretende, como un silencio atronador, darle un nuevo sentido a la presencia del río en nuestras vidas entrerrianas. Y es que el debate que cruza por estos días a empresarios, funcionarios, organizaciones, clubes, ciudadanos, ciudadanas, infancias, escuelas, periodistas en medios de comunicación, se sintetiza en un ecocidio: la multinacional chilena HIF Global avanza en la instalación de una planta de combustibles sintéticos y metanol en Uruguay, frente a Colón, Entre Ríos. Las consecuencias son monstruosas: un río sin agua, un río contaminado, un suelo explotado, muerte de la microvida, cúmulo de enfermedades, el paisaje que ya no.
[sensibilidad ambiental, río, multinacionales y neocolonialismo]
•×Ani Alegre
© Fotos Diego Abu Arab
-Es un río, no un mercado.
La frase, puede sonar hueca, slogan de publicidad, clonagin para todes. Pero más allá de la semántica, levanta una bandera por el presente y los futuros posibles para el Río Uruguay, sus cuencas y ecosistemas. A otra escala, alza también banderas por la capacidad que tengamos como pueblo de vincularnos con nuestras aguas; preservarlas, protegerlas, habitarlas y nombrarlas.
Sobre nuestros humedales y río se debaten intereses que ni llegamos a imaginar de la geopolítica, la agricultura intensiva y el cambio climático. Las multinacionales neocolonialistas avanzan en toda Sudamérica camufladas en empresas de producción verde mientras se desplazan chacras y tambos con molinos. Las enormes maquinarias que trabajan sobre el territorio comparable a una ciudad como Colón, compactan el suelo y espantan, hasta a las lombrices. Así, el agua ya no penetra castigando a los pueblos. La escena se repite. Combinar la geografía, la biología, la voz de un río, es justicia no es capricho. La premura de conservar el río y la vida emerge como ariete de fuerza inusitada en las batallas socioambientales que se libran por la sostenibilidad de las y los de a pie, no ya para el cauce compartido, sino desde él. Esto es lo que está en juego.
No es una planta de hidrógeno verde
Carlos Serrati, integrante de la multisectorial Somos Ambiente, en diálogo con CIRCULAR alerta sobre los riesgos ambientales y sanitarios que podría traer la instalación de la refinería. “Se está exponiendo la calidad de vida de toda una región, hablamos de 420 hectáreas, una dimensión enorme e inimaginable, para una economía de exportación basada en los caprichos de los mercados internacionales. La empresa HIF tiene solo una planta y la misma está en prueba, lo que no asegura que las precauciones de escapes de metanol estén previstas. Por otro lado, tampoco la empresa está dando a conocer el uso que realizará del agua del Río Uruguay que divide nuestro país del país vecino, Uruguay, no hay seguridad en cuanto a los riesgos de derrame de desechos químicos, principalmente hay indicios de que se usarán algunos metales pesados para la electrolisis”.
Serrati afirma en paralelo que lo que se ha promocionado como “una planta de hidrógeno verde” en realidad no es; “incluso, por la propia documentación que presentó la empresa para solicitar el cambio de uso de suelo, es una planta química para la producción de combustible sintético. Para esa producción se utiliza como un insumo el hidrógeno verde, porque es producido con energía a través de un proceso de electrólisis rompiendo las moléculas de agua. Una vez que está almacenado el hidrógeno por otro lado se obtiene dióxido de carbono que es a través de la incineración de madera, es lo que dicen ello, y por un proceso se juntan estos dos gases dando lugar a la producción de metanol. A partir del metanol se vuelve a reprocesar y se sacan 4 combustibles que son los que ellos van a comercializar en Europa, es decir que se exporta, principalmente a Alemania”.
Procesos irracionales, abusos sobre los suelos, catástrofes, epidemias, muertes y un devenir guiado por el mercado. Ya lo vimos. HIF planea procesar 560 mil toneladas por año, alrededor de 1500 toneladas por día de metanol: destrucción masiva y grave, intencionada y con consecuencias duraderas. Más allá de la modificación del paisaje, de la alteración de lo que significa la visual de Colón hacia la costa, lo que siempre se pensó como un área protegida de golpe y porrazo aparece como una refinería. Pensarlo es un horror. El río y el tiempo nos invitan a privilegiar el bien común sobre enfoques sectoriales. La interdisciplina y el propio diálogo desde ciencias como la edafología, la geomorfología, la geografía, la hidrología, la biología, la ecología, de manera conjunta y respetuosa de los saberes contradicen un proyecto de semejante envergadura con el desarrollo de los pueblos y el sostenimiento de los humedales y los ecosistemas. Las leyes y las ciencias sociales también si las demandamos amparan este reclamo y ayudan a comprender los vínculos culturales entre dos países, entre humanos y naturaleza.
Esto no es sólo una inversión, es una decisión política de la Unión Europea, con Alemania a la cabeza, estableciendo un plan de mucho mayor alcance que una sola inversión porque están tratando de suplir las necesidades energéticas del primer mundo. “La relación que se plantea entre los países del primer mundo y los periféricos como Sudamérica es de subordinación, es decir, acá hay un proyecto para Sudamérica de 160 proyectos de producción de hidrógeno distribuidos en toda la territorialidad; Chile, Brasil, Colombia, Argentina, Uruguay. Hay proyectos de distinta envergadura y escalas”, anota Serrati a la vez que agrega: “no nos olvidemos que esto depende del precio del petróleo y de cómo termina de reorganizarse el mundo, o sea que es una moneda que está en el aire, todavía no se ha avanzado en ninguno de estos proyectos, lo único que han hecho acá en la zona es una pequeña muestra de planta piloto en Chile y en base a eso es el resto, todavía no hay un ladrillo en otro lugar, por eso es muy sugestivo lo que está ocurriendo”.
El bien común es la clave
Desde la Multisectorial Somos Ambiente informan que el proceso electoral en el Uruguay frenó o inactivó al menos temporalmente lo referido a la instalación de la planta. No obstante, hubo algunas reuniones esta semana entre la empresa y los ministerios correspondientes, que trascendieron mediáticamente, también salió una nota en el Diario El País diciendo que Uruguay necesitaba zonificar la instalación de este tipo de industrias. “Son algunos datos que van apareciendo y da lugar a interpretar que puede haber algún tipo de modificación o de cambio respecto a las políticas. Por un lado, desde la Multisectorial fuimos gestando la necesidad de vincular y dar intervención a la empresa que estaba al margen de la situación porque los que estaban dialogando eran los estados y las organizaciones ambientales y la empresa no había intervenido. Entonces resolvimos proponer un escrito, una carta al presidente de HIF para involucrarlo”.
En Paysandú continúan juntando firmas solicitando el uso de la participación ciudadana o banca ciudadana que representa el 15% del padrón para que se revea el cambio de uso de suelo, hecho que sucedió a fines de febrero. Recordemos que el suelo donde pretende instalarse la empresa era de uso rural y necesitaban cambiarlo a categoría de uso de suelo industrial. Esto se logró a fines de febrero, pero no fue homologado aún por el Ministerio de Ambiente, de esta manera, a raíz de que la constitución no se lo permite, se da el levantamiento de firmas para que no prospere esa medida y vuelva hacia atrás entendiendo que es un área natural protegida.
Asimismo, en las últimas horas ha trascendido una sensible carta de Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz. “El impacto ambiental que dicho emprendimiento propone al corredor biológico del rio Uruguay, así también como a la salud y la contaminación visual que alterará sustancialmente el paisaje, influirá definitivamente sobre un pueblo que ha elegido un modelo de vida sostenible en el tiempo y un destino común de alianza y respeto hacia la naturaleza. También afectará a la histórica integración entre pueblos hermanos; integración que ya ha sido amenazada por la instalación de la empresa Botnia en la zona de Fray Bentos/Gualeguaychú y que ha llevado a un conflicto internacional. Entendemos los aspectos positivos que dicha industria plantea en cuanto al proceso de Descarbonización Global, pero la paz social en la región es anterior a cualquier emprendimiento que pueda alterar el modo de vida que los pueblos que habitan la zona han elegido, su salud y su hábitat; tal como lo expresan los acuerdos internacionales firmados por ambos países como el Tratado del Río Uruguay y el Acuerdo de Escazú. La provincia de Entre Ríos reclama la relocalización de la planta, deseo recientemente expresado por su Gobernador”
En tanto, la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer(Lalcec), expresó su apoyo a la solicitud de relocalización de la refinería. “Manifestamos suma preocupación por la construcción y proximidad donde se pretende instalar. Rechazamos la posibilidad de transformar al departamento Colón en un grupo altamente vulnerable. Alertamos sobre las consecuencias, los riesgos y daños que podrían causar a la salud y bienestar de las personas. Creemos en la importancia y el compromiso de involucrarse con empatía y responsabilidad, deseamos que se escuche nuestro pedido y se revea esta situación”, sostuvieron.
Interrogantes sobre el peligro
¿Cómo dimensionar el impacto de esta planta en nuestras vidas y en la cotidianeidad? ¿Cómo se recomponen las identidades definidas por el ambiente cuando éste está en peligro? ¿Cómo construir otras formas de futuro para nuestros ríos? ¿Nos preguntamos si existen modelos productivos y de trabajo que mantengan una conexión identitaria y comunitaria del agua, los humedales y el ecosistema? ¿Podemos pensar en recuperar el derecho al acceso público a las costas, crear reservas naturales y políticas territoriales a la altura de la crisis climática? ¿Qué futuros deseables, plenos y potentes nos imaginamos para nuestro gigantesco río marrón? ¿Hablamos, pero verdaderamente hablamos de las quemas descontroladas, la pampeanización del delta, la especulación inmobiliaria y el efecto de los agrotóxicos sobre la biodiversidad que afectan la integridad del río?
Si la identidad es definida por el ambiente, las heridas sobre el río claramente dañan forzosamente nuestra cultura. No nos da lo mismo. La angustia generada por la degradación ambiental que proyecta esta planta contra los lugares que sentimos hogar, que pensamos propios, de los cuales formamos parte y caminamos todos los días, nos golpea. Nuestras tierras y nuestro río son emblema de la diversidad biológica, ecológica y cultural; sanar, preservar, proteger y amparar esta discusión y las luchas socioambientales en general y desde el río en particular, como acción, son inspiración de trabajo para muchos y muchas que insistimos siempre con un tiempo más justo, más solidario y respetuoso de la vida.