Cuerpos que actúan y transforman
Un nuevo 8M como apuesta al futuro
[Feminismos]
•×Clara Chauvín
© Fotos Archivo Circular
El varón decide contar una historia picante entonces elige la anécdota perfecta, los relatos de levantes siempre funcionan. Cuenta cuando se conocieron y hubo atracción con una mujer “famosa Clase A” de quien no quiere dar a conocer su identidad. Mientras lo acompañan en la mesa festejan el cuento que no ahorra en detalles íntimos del encuentro. Uno ya ató cabos sobre quién era la mujer misteriosa porque en las características del relato, no había demasiados enigmas. Por eso es que grita eufórico y a viva voz el nombre de la susodicha para que no quede ninguna duda.
Ésta podría ser una escena más de la sobremesa en una peña, pero hay micrófonos, cámaras y una señal que transmite toda la conversación a través de internet para millones de personas. Todo el hecho pareciera de un programa televisivo noventoso, pero ocurrió en 2025 en esos canales de streaming tan populares hoy en día, donde las voces son en su mayoría de varones. En algún momento hablar de cupo o equidad de género ya no parecía tan importante, incluso entre progresistas. El hecho fue repudiado, hubo pedidos de disculpas y aclaraciones como por ejemplo: que no se trataba de un relato verdadero. Aparentemente la razón principal fue la necesidad de “sostener el aire”. Es decir, una especie de obediencia debida que empareja el entretenimiento con la violencia: ir a lo fácil y cosificar a una mujer es la salida más efectiva.
“Ya no se puede hacer chistes con nada” fue una expresión popularizada luego de que los feminismos se plantaran para decir que no queremos que se rían de nosotras por mujeres, por lesbianas, por travestis, por nuestra elección de vida. Parecía que Tinelli cortando polleritas o Francella deseando a una menor de edad era algo del pasado, sin embargo no es tan lejano cuando vivimos en un país donde el Gobierno nacional decide negar la violencia de género a pesar de que en lo que va de 2025 ya fueron 52 las mujeres y diversidades asesinadas por violencia machista, a lo que se suman 69 intentos de femicidios (Observatorio Ahora que sí nos ven). En más de una oportunidad, dentro de su discurso cargado de odio y crueldad, el presidente Javier Milei se ha referido a la defensa del “sentido común”, como si fuese algo que simplemente existe por sí mismo. Y para lograr este cometido eligió de enemigas a todas las luchas sociales por los derechos humanos.
¿Cómo se construye un sentido común si éste va en contra de derechos fundamentales? ¿Qué futuro podemos esperar si no se arranca con la premisa de que todas las personas merecen vidas dignas?. “En cierto sentido, lo que las feministas comparten es una preocupación por el porvenir, es decir, un deseo de que el futuro no debería simplemente repetir el pasado, dado que el feminismo surge como crítica de, y resistencia ante, las maneras en que el mundo ya ha adoptado una forma”, escribía Bell Hooks cuyas palabras parecen resumir ese motor que impulsa a mujeres y disidencias a salir a las calles cada nuevo 8 de marzo.
Un fantasma recorre el mundo y es el fantasma del individualismo extremo, el capitalismo más salvaje a cargo de los Milei, los Trump y los Musk que oprimen, hambrean y arrasan con territorios. Sin embargo, en cada 8M hay una instancia de encuentro, de acercarse a otre que invita a vislumbrar un atisbo de esperanza de futuro incluso cuando reina el oscurantismo. Sostenemos la lucha mientras sentimos el ajuste todos los días en nuestra vida cotidiana, pero armamos redes, asambleas, grupos de whatsapp, pensamos formas para cuidarnos ante tanto odio. Los dolores se reconfiguran en un poder colectivo ya que el feminismo permite construir una ética de los vínculos, aun cuando existen diferencias (las hay, y muchas). Los cuerpos “son territorios de resistencia con poder de actuar y transformarse”, dice Silvia Federici cuando remarca que esto ocurre porque se acercan y agrupan, saliendo de una realidad mediada por pantallas y algoritmos. Cada 8 de marzo es una nueva oportunidad de alcanzar ese mundo que soñamos.