Acuerdo marco en Tres Arroyos para alegría del patrón
Libertad para empobrecer y flexibilizar al pueblo trabajador.
[Granja Tres Arroyos y Ley de Bases]
•×Ani Alegre
© Fotos Jorge Diaz – El Miércoles Digital.
“Veo un futuro extraordinario. Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande entre todos para que de una vez por todas la inflación sea derrotada, la gente viva mejor y el consumo vaya creciendo en función de que la gente pueda ir ganando un poco más de bienestar”. La textual es de Joaquín de Grazia dueño de Granja Tres Arroyos, de hace aproximadamente tres meses atrás bancado al gobierno de Javier Milei en una entrevista con La Fábrica Podcast. Noventa días después la firma avícola más grande de la Argentina, que opera en Entre Ríos, tiene ocho plantas de producción (dos en Concepción del Uruguay) y faena alrededor de 700 mil animales por día, con una facturación anual estimada en 1,3 millones de dólares, tramitó un Proceso Preventivo ante Trabajo (PPT) con despidos y suspensiones “por razones de fuerza mayor, causas económicas y tecnológicas” en la planta de La China en La Histórica. “Veo un horizonte extraordinario” repite en la entrevista De Grazia mientras iniciaba el proceso de despidos, descontando el pago de adicionales, que equivalen al 21% del sueldo, argumentando además que la crisis que atraviesa su empresa está vinculada a los problemas de sostenibilidad económica.
Tratar de ganar más y pagar menos a la clase trabajadora es una habitual práctica en algunos empresarios. Tres Arroyos ha presionado estos últimos días, antes del fin de semana largo, para que se aceptaran recortes salariales y se firmaran convenios preventivos de crisis que implican la renuncia a derechos adquiridos. Remarquemos algo: en Argentina los derechos de los trabajadores son irrenunciables, según el artículo 12 de la Ley de Contrato de Trabajo; pese a ello hay denuncias silenciadas, amenazas y aprietes. Los trabajadores y la histórica han atravesado el cierre de la planta, una manifestación masiva en las calles con fuerte apoyo ciudadano y posteriormente la anhelada conciliación obligatoria. Finalmente, en una nueva página, que nos recuerda tristes episodios no muy lejanos en la historia de nuestro país, se firmó el jueves pasado un “acuerdo marco” que le permite al empresario De Grazia recortar salarios. Por un lado, el presentismo y por otro un “plus salarial” que hace más de 20 años está en el convenio. Se contempla además la posibilidad de flexibilizar las jornadas y condiciones laborales. Reincorporaron los 80 despedidos y se comprometieron a no despedir por un año “sin causa o por motivos económicos”.
Apelando al clásico lema “no hay texto sin contexto” de lingüistas de finales del siglo XX para dotar de pragmatismo conversacional al lenguaje. Es propicio mencionar que en el presente argentino libertario gobernado por Javier Milei hay dos economías bien disímiles: la de la clase trabajadora y la de los dueños del mercado. Mientras que en el horizonte de las y los que trabajamos, producimos y vivimos en pesos hay atraso de salarios, miedo a perder el empleo y crisis (en el mejor de los casos si no nos encontramos en el 40% de los excluidos del sistema laboral formal), los grandes capitales con ingresos en dólares acumulan ganancias extraordinarias y tienen vía libre para hacerlo, amparados por un paquete de leyes votadas dentro de la Ley de Bases y frente a un mercado del empleo mercantilizado, fragmentado, desregulado y flexibilizado para el pueblo trabajador.
Los dichos de De Grazia en la entrevista y su accionar con aprietes en la planta mientras vuelve la faena e influye para que los trabajadores firmen las rebajas, no están desconectados de las arremetidas contra la justicia laboral del gobierno de La Libertad Avanza. Nada de esto está desunido de la intervención a los sindicatos díscolos, de los innumerables despidos a trabajadores y trabajadoras del Estado y cientos de PyMES cerradas. Nada es casual. La utilización política del Poder Judicial persiguiendo opositores políticos mientras se congelan las causas contra los oficialistas y la del propio presidente Javier Milei con la estafa millonaria “Libra”. Nada está separado del nombramiento por decreto de dos jueces en la Corte Suprema, ni puede pensarse que lo que pasa en la región con el regreso de los gobiernos conservadores, neoliberales y antidemocráticos. No podemos achicar del análisis la represión a los jubilados y los recortes en las universidades públicas, las largas colas en los supermercados de familias buscando descuentos a través de su tarjeta de crédito porque el dinero no alcanza para llegar a fin de mes, mientras cae el consumo de alimentos, y se desploma en cifras históricas como nunca antes la compra de carne y leche. Tampoco puede quedar en una orilla el silenciamiento de los medios de comunicación, los despidos, notas ensobradas, censura y perseguimiento.
Volvió la faena, la empresa consiguió el preventivo con la colaboración de la Secretaría de Trabajo y la conducción del gremio de Alimentación. Muchos trabajadores se niegan a pactar el “trato individual” de rebaja salarial habilitado por el acuerdo marco. Nada está aislado. El preventivo de crisis lo pidió la empresa y el Ministerio tiene la potestad de mediar y tratar un procedimiento preventivo través de la Ley 24013 “Ley de Empleo”, pero es una Ley cortada en pedazos por la mencionada Ley de Bases lograda por La Libertad Avanza a mediados del 2024. La misma prevenía entre muchas otras aristas, las multas por trabajo no registrado y que tras una serie de balances negativos la empresa entre en una negociación con el sindicato a los fines de conseguir una salida elegante. No debería pasarse entonces por alto que la “modernización” laboral votada en Ley Bases merece su propio desarrollo; permitió en la Argentina de hoy desregular el contrato de trabajo para flexibilizar el despido. Un regalo para empleadores que como en Tres Arroyos pretenden firmas individuales del acuerdo marco, para que ningún empleado pueda ir a la justicia y reclamar el derecho adquirido que tenía, por lo menos desde hace 20 años, que es ese 21%. No se puede marginar del análisis una receta clásica, conocida y nada moderna. La flexibilización laboral es un fuerte disciplinador que, acompañado de inestabilidad laboral y discrecionalidad para intimar trabajadores, supone un debilitamiento en las luchas colectivas. La propuesta es una trampa porque si las y los trabajadores quisieran estabilidad, negociaciones justas y aumentos salariales deberían aceptar la flexibilización de derechos y, si no lo hacen, la falta de acuerdo haría vencer los convenios.
Todo tiene que ver con todo. Y ningún hecho debería analizarse al margen del contexto. En un 2025 con 2/3 en la población argentina afuera de un modelo de carácter extractivo, La Libertad Avanza y quienes votaron las últimas reformas laborales, ponen en evidencian que no generó ni generará desarrollo local, no se fortalecieron las cadenas de producción, ni promovieron el desarrollo industrial.
Nada de esto está despegado. Granja Tres Arroyos tiene el 20% de la faena de pollo nacional, es la principal de las diez empresas que concentran el 72% en Argentina. En el dos mil Zigmunt Bauman consolidó en la esfera pública una palabra alemana: “unsicherheit” para referirse a aspectos distintivos de esa época representando la “incertidumbre”, “inseguridad” y “desprotección”. 25 años después hay un hilo que conecta, atrasa, impacta, golpea y desnuda. La Libertad Avanza, sus aliados y su paquete de leyes que prometen, continuará este año con más motosierra para el pueblo trabajador, no decían nada novedoso ni que no haya fracasado ya en Argentina. La deslaborización de las relaciones de trabajo y el quitar responsabilidad a los empleadores ya sucedió y está pasando. Hablamos de un amparo político a la tercerización, flexibilización, despidos, informalidad y discriminación. Ahora, ¿podrá Milei seguir impunemente administrando los destinos de nuestro país ignorando el aforismo de que “gobernar es crear trabajo”?