Laura no está
Un juego de rompecabezas (con algunas piezas faltantes) alrededor de un gran misterio que suscita infinitos interrogantes.
[Cine argentino]
•×Clara Chauvín
© Fotos Trenque Lauquen
Una laguna es un cuerpo de agua, generalmente más pequeño que un lago, que se encuentra aislado o conectado a otros cuerpos de agua como los ríos y mares. Pero también es una palabra usualmente utilizada de forma metafórica para describir huecos o faltantes. “Se me hizo una laguna” solemos decir cuando olvidamos un dato importante que impide completar una idea. Datos de nuestra memoria que quedan flotando y perdidos en algún espacio desconocido, esperando ser encontrados para así dar sentidos a la realidad.
La historia de nuestros territorios se reconstruye a través de relatos, leyendas, mitos o canciones que forman parte de ese gran patrimonio inmaterial como lo es la tradición oral de expresiones culturales que se transmiten de generación en generación. Estas historias también pueden tener lagunas, ya que a veces pueden sufrir ciertas metamorfosis de acuerdo a quién está narrando o quien lo esté interpretando. En los paisajes provincianos existe cierta magia, la cual nos lleva a pensar que todas las versiones son posibles ya que, quizás y sólo quizás, no es imprescindible tener todas las respuestas. A veces necesitamos del misterio para conectar con esa magia, adentrarnos a jugar con otras reglas por fuera de un pensamiento racional sistematizado.
Afortunadamente para nosotres, el cine es otra gran vía para aventurarnos hacia nuevos misterios que nos permiten percibir el mundo en otras posibilidades, jugando con narrativas alejadas de las estructuras tradicionales. Así lo hizo Laura Citarella, directora de películas como Ostende (2011), La mujer de los perros (2015) y el documental Las poetas visitan a Juana Bignozzi (2019), con su última y altamente celebrada película titulada Trenque Lauquen, un rompecabezas que nos empuja a encontrar las piezas faltantes para resolver un gran misterio (y todos los que se van abriendo en el mientras tanto).
La historia transcurre en el mismo lugar que le da nombre a la película, una localidad de 36 mil habitantes ubicada en el oeste de la provincia de Buenos Aires y a 80 kilómetros de La Pampa. Su nombre es una palabra mapuche que significa “laguna redonda”, un aspecto esencial a lo largo de toda la película con una duración de cuatro horas, dividida en dos partes compuestas por doce episodios en total. Inicia con Rafa (Rafael Spregelburd) y Ezequiel “Chicho” (Ezequiel Pierri), dos hombres que buscan a Laura (Laura Paredes, también co-guionista junto a Citarella), una bióloga de Buenos Aires que llegó a la localidad para realizar una investigación sobre flores y plantas de la zona.
Su investigación ya había finalizado, pero por alguna razón no volvió a Buenos Aires hasta que un día desapareció sin dejar rastro. Rafa, pareja y compañero de cátedra en la universidad donde Laura debería presentarse para titularizar un cargo, aparece en Trenque Lauquen para averiguar qué pasó. Le pide ayuda a Chicho, empleado municipal que estuvo trabajando de chofer de Laura y compartió mucho tiempo con ella. Claro que ese tiempo compartido no se limitó solamente a lo estrictamente laboral ya que también se enamora de Laura, en especial luego de acompañarla a resolver otro misterio. Es entre los pliegues de “Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada” de la escritora rusa Alexandra Kolontai donde Laura encuentra la primera de una serie de cartas eróticas escondidas en montones de libros olvidados en la biblioteca popular, que décadas atrás una maestra del lugar se habría intercambiado con un amante. También será una carta el último rastro que Laura le dejará a Chicho en el parabrisas del auto donde sólo escribió: “Me voy, me voy. Adiós, adiós”.
Aunque la trama inicial parecería de un policial donde acostumbramos ver historias de mujeres desaparecidas por causas de extrema violencia, Trenque Lauquen revierte ese estereotipo centrándose en el deseo femenino como búsqueda incesante de emancipación. Mientras avanza la historia, muchos serán los nuevos interrogantes que se abren: ¿Quién es Laura? ¿Qué busca? ¿Por qué se fue? ¿A dónde? ¿Quiere ser encontrada? Tanto Rafa como Chicho tienen sus propias teorías de qué hubiese pasado y una idea de Laura pensada desde ellos mismos. Pero en sus marcadas diferencias (uno es un académico porteño y algo pedante, mientras que el otro un laburante provinciano y buen tipo), cada uno llegará por su cuenta a la misma conclusión: no la conocían de verdad y el misterio crece aún más.
Trenque Lauquen presenta juegos de espejos y dicotomías, con hechos y personajes que parecen repetirse pero de formas muy distintas, en concordancia con el espíritu mutante de la misma película que circula a través de distintos géneros (el suspenso, el drama, el romance, la comedia y hasta la ciencia ficción), con puntos de vistas antagónicos y desafiantes (desde la mirada masculina y el deseo femenino, la gran ciudad y la vida pueblerina, el pensamiento científico y las creencias populares). La película se filmó a lo largo de 5 años donde el guión tuvo varias reescrituras, con la producción a cargo del colectivo El Pampero Cine, responsable de otros títulos como La Flor (2018) de Mariano Llinás de la que Citarella fue productora
En una entrevista con Infobae, la directora remarcó: “Estaba la idea de que los misterios mutan, se funden. Lo mismo pasa con los géneros, hasta que la película tiende a desarmarse. Sí hay algo que apareció de manera más contundente mientras hacíamos la película, que fue reforzar la idea de las versiones sobre el personaje de Laura, es decir, como un personaje vos no lo podés abarcar en su totalidad, ni establecer como una única verdad en relación al personaje, sino más bien podés hacer pequeños acercamientos”.
La geografía es otra de las grandes protagonistas de Trenque Lauquen, la cual se enmarca en un fantástico rioplatense. Los horizontes infinitos de la pampa argentina que, como escribía Atahualpa Yupanqui: “Solo un inmenso mar pudo detener su geografía inconmensurable”. Es tal vez allí donde Laura y otras mujeres (¿reales? ¿imaginarias?) que van apareciendo en la historia se han fundido para habitarla en su inmensidad, con su magia oculta entre llanura y monte que resguardan enigmas sin resolver.