lunes, 1 de julio de 2024
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En nombre de la libertad

El 3J en la era de la individualidad.

[Ni Una Menos]

•×Staff Circular

© Fotos Clara Chauvín y @r.e.p.l.i.c.a.n.t.e.s

Enunciar un nuevo “Ni Una Menos” precisa reivindicar aquello que está impreso en una memoria colectiva que entiende que el linaje del movimiento de las mujeres y disidencias viene de la manos de la historia de los derechos humanos. Y nuevamente para los feminismos como en aquel 2015, se trata de una cuestión de responsabilidad social para garantizar vidas libres de violencia. En cuanto a la responsabilidad mediática, la tarea de romper el cerco para decir que algunas vidas no pueden valer menos que otras es permanente, aún más en contextos donde los discursos de odio pretenden esgrimir jerarquías entre las identidades binarias y no-binarias. 

Entonces se muestran los dientes, las palabras y las bocas; se traza una resistencia para que justamente haya vida en tiempos de tanta crueldad. Aún cuando se pretenda meter el verso de que la sociedad es partícipe de la victoria de este gobierno de pobreza, sepan que los feminismos no se fueron a ningún extremo aunque muchas veces haya invadido el miedo de ponerle un punto a la violencia. Dar la batalla sale caro para cada mujer y  disidencia cuando problematiza que se debe frenar la división sexual del trabajo. Bastan los ejemplos sólo para enumerar algunos de funcionarias, Ceo´s, actrices, trabajadoras de la salud y de la cultura, trabajadoras no reconocidas en las tareas de cuidados sostén de comunidades y de hogares. Las cifras de los aportes al PBI ya fueron informadas año a año. Pero los efectos negativos de la retirada del Estado y de los cuestionamientos de la opinión pública que desligitiman la violencia de género, ya comienzan a mostrar una escala de miedo entre quienes la sufren.  

Emerge un duro tiempo de precaria gubernamentalidad en nuestro presente nacional que tiene como saldo inmediato los recortes del presupuesto en salud y educación pública en un proyecto de privatización de ambos sistemas, la estigmatización de las y los empleados estatales; la persecución a las trabajadoras comunitarias; aumento de las denuncias por violencia de género en las comunidades; un femicidio cada 23 horas; eliminación del monotributo social; la pérdida real de los salarios mínimos; el hostigamiento a las trabajadoras sexuales; la eliminación de la moratoria previsional; el ensañamiento con las personas LGBTTIQ+; el vaciamiento del Plan ENIA; los cambios drásticos en las nomenclaturas sociales para las personas con discapacidad; la eliminación de la obra pública (viviendas, hospitales, rutas, cloacas, escuelas, jardines); Ley de Bases y privatización de empresas estatales; o la quita de subsidios en diversos ámbitos.

Así listados, el desmantelamiento del Estado en pos de la aparición del mercado como organizador de una propuesta basada en el bienestar individual por sobre el social, es un planteo que desde las ideas no ha sido alojado en casi ningún período histórico de nuestra civilización. Basta leer a Durkheim y Gramsci o hacerle esta pregunta a cualquiera de los modelos sociales que tejieron la historia civilizatoria. El ultraconservaduriamo que representa la figura de Javier Milei, no sólo implanta la idea del individuo por sobre la sociedad, sino también de quiénes  se puede prescindir: los sectores sociales más empobrecidos, la clase trabajadora principalmente la industrial, autónoma y pymes, las mujeres y disidencias, las personas con discapacidad, las vejeces. Si intentamos resumirlo, quedan por fuera todas aquellas personas que no caben en un proyecto de productividad para Argentina que es muy acotado. Estamos frente a un cambio radical. Aún este panorama, en las antípodas al ideario libertario emergen los feminismos con consignas, preguntas y organización transversal.

EL HAMBRE Y LA AUSENCIA ESTATAL SON VIOLENCIA

Comencemos por el principio. Paradójicamente en nuestro país productor de alimentos, la pobreza alcanzó al 55% de la población y la indigencia al 18% en el primer trimestre del año. En sólo tres meses de gestión, la política de la motosierra empezó por las jubiladas, las amas de casa, las encargadas de los comedores, las trabajadoras de la salud y la educación. Lo cierto es que ser mujer aumenta la posibilidad de ser pobre en un 65% y en un 92% caer en el segmento de un trabajo informal hoy en nuestro país. 

Entre noviembre de 2023 y enero de 2024, el poder adquisitivo se desplomó un 21,3%. Sumado a esto y respecto de la educación, las políticas de recorte del fondo de incentivo docente y el congelamiento de la paritaria golpea fuertemente a un sector en el que más de 6 de cada 10 trabajadoras son mujeres. En la salud también, 7 de cada 10 trabajadores del sector son mujeres, así como el hogar es otro sector altamente feminizado (95%) y muy precarizado: las trabajadoras de casas particulares. En comedores comunitarios las cocineras son el 63% del total de los trabajadores y beneficiarios de planes sociales, que recibieron por parte del gobierno un ataque discursivo y un ensañamiento particular, éste también es un grupo fuertemente feminizado. Del total de personas que reciben el programa Potenciar Trabajo, que dejó de existir, 64% son mujeres. Así como el  95% de quienes reciben la Asignación Universal por Hijo. Sucede también con las y los jubilados, las pensiones perdieron un 26% frente a la inflación en lo que va del mandato y la jubilación mínima un 21%. Cabe destacar que éstos últimos, mayoritariamente, son aquellas que ingresaron por moratoria a través de lo que se denomina “jubilación amas de casa”, un sector social comprendido por mujeres que por estar afuera del sistema productivo registrado no podian acceder al sistema jubilatorio. 

La autonomía económica es fundamental para salir del círculo de la violencia. Nadie puede dejar un hogar violento e irse a alquilar sin un ingreso, costear servicios, comida, transporte, mucho menos si eso implica cuidar de aultos o de niñes. El programa Acompañar cuya función implicaba cubrir estas necesidades durante seis meses para garantizar la salida de hogares violentos, brindaba también un acompañamiento integral a quienes sufrían violencias machistas. Hoy no hay políticas para proteger, prevenir y erradicar la violencia de género. Pero eso no se resume en que las violencias no exista. 

El plan ENIA también fue interrumpido. Desde 2005 hasta ahora los embarazos adolescentes bajaron un 57%. Lograr que esos números sigan cayendo dependía de esta política publica. El costo de prevenir un embarazo en la adolescencia es muy bajo comparado con sus beneficios sociales. 

Por último, el proyecto de ley ómnibus que Javier Milei envió al Congreso introduce, entre otras cosas, cambiar “violencia de género” por “violencia familiar” y reducir el ámbito de aplicación de la norma. La cuenta es clarita: acotar la capacitación solo a los organismos competentes en la materia implicaría que diversas reparticiones dejan de recibir capacitación obligatoria. Por ejemplo, la Justicia. Lejos de aportar mejoras a la normativa reducen  su alcance y provocan ruidos en conceptos que subyacen a su letra original. La ley Micaela es una herramienta que brinda resouestas a reflexiones que vienen resultando superadoras en una sociedad machista como la nuestra. El propio caso de Micaela García, evidenció la falta de formación en género de los funcionarios de casi todos los poderes del Estado. Como tantos, su femicidio se podría haber evitado. “Muchos femicidios ocurren por falta de perspectiva de género de quienes toman las denuncias”, señalan en la Fundación entrerriana que lleva su nombre.

RESPONSABILIDAD, ES PODER DAR RESPUESTA

Cada 3J trae consigo un compromiso ético para quienes hacemos periodismo con perspectiva de género, nos intima a seguir imponiendo palabras y abrir paso a una agenda que es la de insistir en recordar que la violencia no se circunscribe a “hechos privados”. Las discusiones de los feminismos no son la del circo y el clonazepam. Buscamos datos, acabamos en reflexiones, intercambiamos voces que recuperen las vidas de las que nos antecedieron, porque fueron silenciadas, asesinadas o porque el cuerpo no les da para hacerse presentes. Estamos acá soñando y construyendo esas comunidades, formas y modos de ser, capaces de tensionar o interrumpir las políticas neoliberales y conservadoras.

Urgen mundos menos hostiles, menos violentos, más hospitalarios y ese decir también es una respuesta a las generaciones que vienen, porque algún dia nuestros hijxs preguntarán qué hicimos para evitar nuevas muertes, para evitar que la violencia se siga multiplicando.

Las reivindicaciones de los feminismos no pueden simplificarse en las batallas por el derecho al aborto, la historia de los feminismos son las voces de quienes denuncian desigualdades sistemáticas que pretenden imprimir un orden social que nos expulsa. Y tal vez sea ésa la venganza diaria, chiquita, perfectamente minuciosa y silenciosa que tejen acuerpadas las resistencias: pinchar esa trama dura que es el proyecto del neoliberalismo. Cada agujero pequeño que hacen los feminismos se unen a otros que ya hicieron quienes nos antecedieron y aunque parezca que brotan debajo de la precariedad individual a la que nos pretenden exiliar, el horizonte sigue siendo construir una política colectiva, con responsabilidad y justicia para emplazar hondamente la idea del mundo en el que queramos vivir, y no sólo resistir. 

∆ {Curaduría por Equipo Circular}

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