Educar y aprender para la diversidad
Una sociedad igualitaria para las generaciones futuras porque noviembre es un mes de orgullo.
•×Pablo Yessi
[Igualdad y Orgullo]
©Foto de Sofía Azcurrain
La semana del Orgullo LGBT se ha convertido en un evento emblemático que celebra la diversidad y promueve la igualdad de derechos para la comunidad LGBTIQQ+. Es un momento que nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los avances históricos y el camino que aún queda por recorrer.
Fue en junio de 1969, en el Bar Stonewall Inn de Nueva York, donde se produjo un levantamiento histórico liderado por la comunidad LGBT contra la opresión y la discriminación. Este hecho marcó el inicio del movimiento de liberación gay y sentó las bases para la lucha por los derechos de esta comunidad; aunque debemos recordar que no fue el único.
Desde entonces, y mientras que en Entre Ríos se celebra desde hace unos años en distintas ciudades como Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Paraná, entre otras. A lo largo de toda la Argentina hemos logrado avances significativos en la lucha por la igualdad de derechos. Algunos de los hitos como el matrimonio igualitario, el derecho a la Identidad de Género, la adopción por parte de parejas del mismo sexo y las leyes antidiscriminación, son solo ejemplos de los logros alcanzados.
Sin embargo, aún enfrentamos desafíos importantes, como es la violencia y la discriminación que muchas personas LGBTIQQ+ siguen experimentando en diferentes partes del mundo. Sobre todo, las personas trans. Y parece irreal pensar que dentro de una sociedad desarrollada, la expectativa de vida apenas pueda alcanzar los 40 años, o que la mayoría de elles se ven imposibilitados de acceder a una educación Secundaria o de nivel Superior a causa de la discriminación y segregación que sufren las personas trans travestis de parte de la sociedad. Pero además gran parte también lo sufre dentro de su propio entorno familiar. Estos factores que pueden resultar irrelevantes para una persona ajena a estas carencias, orilla a la comunidad trans a la marginalidad sin posibilidades laborales o sustento para una vida digna y plena. Son datos crueles y desgarradores, pero totalmente reales y palpables.
Y si recuperamos los datos de artículos, documentales, historias o anécdotas de compañeres de la comunidad; podemos concluir en que es necesario contar con políticas públicas reales, tangibles, que garanticen la asistencia y la contención de los individuos vulnerados por esta sociedad y sobre todo de aquellos jóvenes que comienzan a transitar este maravilloso mundo repleto de colores.
Pedro, Luis, Dulce, Rene, Fanny, Cuqui son solamente algunos de nuestros próceres locales en Concepción del Uruguay, las personas que cimentaron las bases para nuestra comunidad en esta conservadora ciudad, muchas veces temerosos pero con una valentía que disipaba toda cobardía, marcando el camino de la visibilización y la diversidad. Algunos de ellos aún forman parte activa de la sociedad y a pesar de que muchos nos han dejado, es innegable que todes han colaborado para pintar de colores esta sociedad patriarcal desde el ámbito de la cultura, la música, la salud pública, la enseñanza. Dejando en cada palabra un legado y una pequeña marca.
Es fundamental que las generaciones futuras continúen luchando por una sociedad igualitaria. Debemos educar a nuestra descendencia en el respeto, el entendimiento y aceptación de la diversidad, fomentando la empatía y la comprensión hacia todas las personas, sin importar su orientación sexual, identidad o expresión de género.
El devenir social para construir una sociedad igualitaria implica promover leyes y políticas inclusivas, pero también desafiar los estereotipos y prejuicios arraigados en nuestra sociedad, tarea que la juventud viene cumpliendo a raja tabla haciendo vibrar lo que tenemos más arraigado y normalizado. Como adultos responsables de educar a las generaciones venideras debemos trabajar juntos para crear espacios seguros y libres de discriminación, donde todas las personas puedan vivir auténticamente y sin miedo.
En este mes del Orgullo LGBT, celebremos los avances logrados y recordemos que aún queda mucho por hacer. Entendamos al “orgullo” como un símbolo de lucha, sin caer en la comparación del “Orgullo LGBT” versus “Orgullo Hetero”; el conmemorar esta fecha tan significativa para la comunidad, responde a la necesidad de poder vivir libremente, al no ser juzgados, marginados o violentados por el solo hecho de ser quienes somos.
Orientación, Identidad o Expresión, viva la diversidad. Juntos, debemos crear un futuro más inclusivo y equitativo para todos. Seguir luchando es nuestra obligación pero aprender, quizás, sea la tuya.
∆ {Curaduría por Equipo Circular}